Los CEA nacieron en nuestro país, como en otros muchos, con el fin de facilitar la toma de decisiones en casos de conflictos éticos que se producen en el medio sanitario.
Los conflictos pueden aparecer entre la decisión del paciente y los valores de los profesionales sanitarios; o entre éstos y la familia del paciente; o entre el paciente y su familia; o entre todos y la institución, etc. Es decir, entre cualquiera de los implicados en la relación asistencial. En muchas ocasiones, la solución al dilema no es posible desde dentro de la propia relación.
El fin último de los CEA es contribuir a la humanización de la asistencia sanitaria y por tanto, mejorar la calidad asistencial.
Ayuda a que las decisiones que se toman en relación con las cuestiones de valor de la asistencia sanitaria sean las mejores posibles. La mejor decisión será siempre una decisión prudente, razonable, tomada después de haber disminuido, dentro de lo posible, la incertidumbre que siempre acompaña a la resolución de conflictos de índole ético.
El camino a seguir para la toma de decisiones prudentes es la deliberación dentro de una concepción de la Ética antropocéntrica, racional, positiva y dialogante, sustentada en múltiples fuentes (Ética de código múltiple), pero adaptada a cada caso concreto y a sus particularidades morales (Ética de situación de Fletcher).