Gracias a la ausencia de condicionantes previos de tipo urbanístico o de composición formal, se pudo actuar libremente para adecuar los espacios y sistemas de comunicación necesarios a sus necesidades funcionales concretas. Una de las principales demandas que se hizo a los arquitectos fue la de que dotaran al complejo de salas de recuperación muscular y de un gimnasio de gran nivel, debido sobre todo a que en aquellos años, las enfermedades profesionales se contemplaban en su gran mayoría como consecuencia de accidentes violentos.

“Se ideó una entreplanta técnica de alrededor de 1,70 metros entre cada altura”

Otro de los requerimientos que se les hizo fue que el edificio pudiese evolucionar sin interrumpir su labor. De tal forma que como las conducciones e instalaciones son las que mayores problemas generan, por quedar anticuadas o simplemente por las necesidades de mantenimiento, se ideó una solución mediante la creación de una “entreplanta técnica “ de alrededor de 1,70 metros entre cada altura, por la que circularían todos los conductos de aire acondicionado, bajantes e instalaciones hospitalarias como oxígeno o tubos de vacío. De tal forma que la mayor parte de las innovaciones técnicas o médicas, se pueden llevar a cabo sin alterar el servicio del Hospital ni repercutir en las habitaciones de los enfermos.

      En cuanto a las formas del edificio, además de depender de la orientación, tan importante en una ciudad que como Zaragoza cuenta con una climatología de fuertes contrastes, son las que ha generado el organigrama funcional interno, de manera que al proyectarse hacia fuera, dota al exterior de una vistosidad especial, haciendo que cada cara sea diferente al esconder una función interior también distinta.

      Una vez finalizadas las obras y tras la dotación de equipamientos y personal, el entonces denominado Centro de Rehabilitación comenzó a prestar servicio en la actual Avda. de la Academia General Militar nº 74, un lunes 2 de febrero de 1976, si bien la inauguración oficial se demoraría más de un año, hasta el 2 de junio de 1977, pasando a convertirse en poco tiempo en centro de referencia dentro de las estructuras sanitarias de su entorno y en generador de innovadoras  técnicas médicas.

      Además, el nuevo Centro permitirá situar a nuestra Mutua a la cabeza de las mutuas  españolas en cuanto a la relación entre el número de trabajadores protegidos y la disposición de plazas sanitarias propias.

      Al mismo tiempo, el prestigio que pronto adquirió, convertirá a la MAZ en entidad cooperadora y centro médico de referencia para el montañismo español de elite y para las expediciones deportivas más punteras. Incluso posibilitará su colaboración con la N.A.S.A. como centro de alerta médico para el caso de que las circunstancias  obligasen a realizar a alguna de sus naves espaciales un aterrizaje de emergencia en las pistas de la Base Aérea de Zaragoza.

<< Anterior   |  página: 2 de 2  |
( ir al índice )