La asunción de estas nuevas tareas marcará muchas de las actuaciones de estos años. Comenzando por la estructura de dirección, ya que si bien con una Presidencia común, se crearán Consejos de Administración separados para cada tipo de seguros, distintos a su vez del Consejo de Accidentes de Trabajo.

“Por fin en 1955 comenzaban a aparecer algunos signos de recuperación económica”

Asimismo obligará a disponer de nuevas instalaciones que posibiliten la compatibilidad entre las necesidades derivadas del accidente de trabajo y las de la gestión de las nuevas prestaciones. De manera que, entre 1936 y 1940 y bajo la dirección del arquitecto Teodoro Ríos  Balaguer, se llevará a cabo la ampliación del edificio de la calle Sancho y Gil nº 4, elevando tres pisos sobre el pabellón posterior de dicho edificio. Posteriormente, se ampliarán de nuevo las instalaciones mediante la adquisición en 1943 del edificio contiguo en el número 2 de esa misma calle, edificio que servirá para ampliar las Oficinas y el Sanatorio con vistas a la concesión el año siguiente de la posibilidad de cubrir las prestaciones del Seguro Obligatorio  de Enfermedad. Años más tarde, se adquirirán para futuras ampliaciones, los inmuebles de al calle San Miguel nº 32 y nº 34, en 1951 y 1963, respectivamente.

      No hay que olvidar además que todos estos cambios se produjeron a lo largo de unos años terribles marcados por una guerra fratricida y una post guerra de hambre, miseria y estraperlo. Particularmente en Aragón todavía traen recuerdos infaustos nombres como Belchite o los duros enfrentamientos durante el invierno turolense del 38.Tendrá que pasar aún mucho tiempo para que el tejido social se recupere.

      Por fin, en 1955,  cuando bajo la presidencia de D. Juan Massagué Piqué se cumplan los primeros 50 años de nuestra Mutua, su actividad se encuentra ya normalizada, los peores años habían pasado y comenzaban a aparecer algunos signos de recuperación económica. Los cambios producidos en los años siguientes, una vez superado el  Plan de estabilización y gracias, entre otros factores a una economía protegida y a la emigración del exceso de mano de obra - primero a las zonas más industrializadas del país y después al extranjero -, permitirán dinamizar la economía e introducir moderadamente a la población en la llamada sociedad de consumo (desde finales de los años 40 habían comenzado sus actividades en Zaragoza empresas de la importancia de Saica, Cefa, Talleres Montañés, Tudor, Pikolín o Schlinder en colaboración con Giesa) Una vez superada la época del racionamiento y como inicio de esta nueva etapa, la Mutua volverá a editar una publicación dirigida a sus mutualistas y en general al mundo de la prevención de los accidentes de trabajo. Así el  primer número de “MAZ. Boletín de la Mutua de Accidentes de Zaragoza” aparecerá en octubre de 1959.

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